La Luna y el Agradecimiento

Ayer había una Luna llena preciosa. Si se os escapó, hoy teneís otra oportunidad. El cielo estaba bastante claro. Y la contaminación lumínica ha descendido, mejoras ambientales y cosas de la crisis.

Contemplar el cielo, los astros, la Luna, es maravilloso. Como dijo alguien, es un espectáculo diario, gratuito y eterno. Desde que el hombre existe, y tiene consciencia humana, lo ha tenido Ahí, todas las noches. A la humanidad, esa visión le ha despertado las más diversas emociones, asombro, humildad ante la magnitud del universo, inquietud y temor a lo incomprensible, también interés y deseo de saber, que nos ha mostrado el ínfimo lugar que ocupamos en el cosmos.

Contemplar la Luna me despierta un inefable Agradecimiento. La luz, su tenue luz, su lento, constante y elusivo movimiento, su forma cautivadora, las sombras que la cubren, su misterio perdido, su elegancia. Una imágen del devenir. Pienso en la justificación de la existencia, y en los motivos para agradecer la Vida, el Ser.

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