En un correo de M.G.B. leo una frase muy interesante,
La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.
Está en el libro titulado, Ni lobo ni perro. Por senderos olvidados con un anciano indio, de Kent Nerburn.
En la sabiduría de todas las tradiciones hay mensajes parecidos. Dice, por ejemplo, T. Saraydarian, que hay que hacer 3 días de silencio al año. Ghandi lo hacia más a menudo, llevaba encima trocitos de papel para comunicarse con los demás; cuenta uno de su biografos que no se saltaba ese día de silencio ni por la reuniones con el último virrey de la India, quien como recuerdo personal guardaba aquellas anotaciones.
En los libros budistas también nos animan a observar el silencio o al menos a contener las palabras. Nuestra cultura occidental actual nos obliga a hablar en exceso; incluso en según que ambientes es obligatorio. Sin embargo en otras culturas, no es así (y en otras épocas en occidente); y ello no implica que no se esté dando mensajes, que no se esté hablando, con más conocimiento y sabiduría que con las palabras.
La idea que nos trasmiten es que la comunicación con otros seres humanos tiene más vías que las palabras. Y la comunicación con la Naturaleza es a través del silencio.
El silencio y la contemplación estan vinculados. Contemplar es observar, oir, entender y unirse de un modo profundo con los que nos rodean o con el objeto de contemplación. Para los místicos es una fuente de belleza y felicidad que trasladan a su vida cotidiana.
El silencio es una etapa de la interiorización. Como sabeís hay varios niveles de interiorización, cuanto más profundizamos en uno mismo, más preferimos el silencio. Y viceversa, el hallarnos en situaciones de silencio y quietud nos empuja a la interiorización y a la reflexión. ¿Por qué?. Nuestro cerebro es un estado de continua actividad: percepciones, emociones, imágenes, todo deja huella, y es continuo; los pensamientos, los recuerdos, las emociones, las ideas, las sugestiones, las palabras, etc. van y vienen sin cesar, la mente es así; tiene su causa en los millones de años de evolución que le llevó desarrollarse. En las tradiciones orientales se refieren a éste fenómeno como maya
Si la idea del triple cerebro es cierta, conseguir un estado de silencio, significaría acallar las funciones mas primitivas de la mente para dejar paso a las superiores. Pero sea cierta o no, cuando empieza a silenciarse, por efecto de un proceso de interiorización, meditación, relajación, yoga u otro, es cuando predomina el cerebro superior; y entonces la mente profunda, con las facultades más profundamente humanas, acude a primer plano. En esos momentos, en esos estados de plena conciencia, que algunos llaman de lucidez extraordinaria, la fuerza y dimensión del Silencio alcanza su plenitud.