Archive for ‘Sutras – Suttas’

septiembre 17, 2011

Un ejercicio de meditación

Hoy os propongo un ejercicio de meditación usando lo que los psicólogos, y en especial C.Jung llaman la «imaginación activa«. Aunque lo aplican a los sueños, se puede extender al estado de meditación. De hecho no es nada nuevo. En el sutra Amitabha, uno de los más antiguos, como señala el mismo Jung en su libro, «Simbología del Espíritu», el relato del propio Buda gira entorno a ese concepto. Y en nuestra tradición occidental, los ejercicios espirituales de S. Ignacio en su versión original (creo que esta de google lo es, os recomiendo leerla con una visión actual, os sorprenderá), también usan en parte la misma idea.

En mi opinión, basándome en mi experiencia, hay que usarlos con preacución. La imaginación activa es un poco más difícl de controlar que por ejemplo la respiración o las emociones, mientras se medita. Cuando uno está seguro en la meditación, ha experimentado bastante, ha pasado por altibajos, ha reelaborado su práctica, o ha tenido que dejarla por algún motivo, creo que es el momento de usarlos.

El ejercicio empieza con la relajación y la respiración, atención plena unos 10 minutos. Una vez centrados, ponemos la mente en algún lugar que nos traiga un buen recuerdo, una paisaje, el bosque por ejemplo. Imaginemos que paseamos por él, sintamos el verdor, los arbustos, los árboles, el olor de las flores, el sonido de los pájaros, el crujir de la hierba bajo nuestros pies, las ramas que nos rozan al caminar, los tenues rayos de luz que se iluminan las hojas altas. Nuestro paseo nos lleva a una planicie alta, una perspectiva lejana, un horizonte ilimitado, muy a lo lejos el mar, o tal vez un lago, y en ese momento sentimos que despierta el amanecer, un sol brillante, que se eleva sobre todo lo que existe, poco a poco, cada vez más luminoso, todo a nuestro alrededor recibe su energía, y nos llega a nosotros, la sentimos en nuestra mente, en nuestro cuerpo. Proyectemos esa energía hacia nuestro entorno, objetos, personas, acciones, pensamientos, deseos. Finalmente agradezcamos a nuestro concepto personal de lo sagrado la plenitud en la que nos encontramos.

La duración total del ejercicio debe ser unos veinte minutos. Intentad que no se prolongue más. Finaliza de la misma manera que una meditación normal, mirando la respiración, y percibiendo el lugar en el que nos encontramos, el asiento, la habitación, la ventana, antes de abrir los ojos. Lo podeís hacer 5 días seguidos, y después una vez por semana, durante un mes. Con el tiempo, lo podeís repetir ocasionalmente.